Seis horas de diferencia son muchas horas. Aquí apenas son las 7 de la tarde mientras que mi reloj biológico marca la 1 de la madrugada. Estoy agotado. Claro que los kilómetros pateados por Mintreal también ayudan.
El caso es que me he tenido que sentar una cuantas veces y alguna la he aprovechado para dibujar. La del remolcador ha sido pronto, por la mañana. Sobre las ocho, hora local (cuando ya llevaba más de tres horas en pie).
Justo después, el silo n°5, los silos abandonados que en su día almacanban el grano de la ciudad. Impresiona ver la pelea del óxido por derribarlos, confabulado con la clorofila por recuperar su espacio histórico.
Los compañeros Sketchers de Montréal han organizado una exposición de dibujos hechos por toda la ciudad. La han colgado en el ayuntamiento. Es preciosa y refleja muy bien los distintos estilos de cada cual. He salido de allí con ganas de volver a pintar. Casi en la puerta había una sketcher dibujando la fachada del ayuntamiento y, claro, ni siquiera he intentado resistirme. Ha sido un placer compartir afición.
Finalmente, cuando las piernas ya no me aguantaban, me he sentado en un banco de un parque. Así he descubierto los jardines Gamelin. Quizá la imagen que tenía a mi espalda era más interesante, pero no haía un sitio libre que mirase en esa dirección. Y yo ya no tenía fuerzas para escribir de pie.
También he hecho fotos, claro. Pero ya las veremos otro día...




Un día muy "pictórico" :-)
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